martes, 20 de diciembre de 2011

1º Encuentro de Semimontados, por Usina de Teatro

Textos: Gen Shu Sushi, de Naruaba Richardet; Latinlovchá.Ya.Yo quiero hablar, de Jimena Inés Garrido; After Office, de Natalia Rojo, y La Madeja, de María Inés Prosdócimo; Directores/as: Pablo Martella, Julieta Reyes, María José Bormida y Martín Gaetán; Vestuaristas: Edgar Tula, Delia Puebla, Adelina Coda y Paulina Baro; Músicos/a: Cruz Zorrilla, Lucas Ramírez, Marcos Bueno y Cecilia Villalba; Iluminadores/as: Juan Manuel Costa, Pablo Género, Natalia Pitau y Mercedes Chiodi; Actores/Actrices: Jimena Inés Garrido, Paulo Colina, Hernán Rossi, Luis María Mercado, Gerardo Cordero, Cecilia Blanco, Alejandra Toledo Nespral, Mariela Chervin, Rubén Capodaqua, Martín Cabrera, Jorge Pinetta, Natalia Rita, Luciana Maltez y Davod Anaya. Sala: Las Heras Hostel, viernes 16 de diciembre de 2011, 21 horas.

Hostel, residencia predominantemente de jóvenes de distintas nacionalidades con distintas idiosincracias y distintos idiomas pero que comparten lo cotidiano: dormitorio, baño, cocina-comedor y que se comunican y entienden en el momento, sin preparación previa. Excelente elección del lugar para presentar esta experiencia llevada a cabo por las responsables de la Usina de Teatro. Porque lo que las cuatro integrantes de esta experiencia explican, en un video que se proyecta previamente a la puesta en escena de las cuatro escenas que cuatro dramaturgas escribieron como esbozo, una escena breve de una obra de teatro a concretar y que ese día viernes, a las 18 horas, actores, técnicos y directores entraron en contacto con los mismos y se distribuyeron los roles que, 3 horas después, interpretarían para los invitados.
El hostel fue literalmente invadido ya que se utilizaron como lugares de actuación una habitación del primer piso, el segundo piso, la escalera que une el primero y segundo piso, y la planta baja. Y la temática, en todas las representaciones fue la incomunicación; la incomunicación en pleno siglo XXI, siglo de la comunicación por excelencia en la que los personajes se aíslan como el padre que no camina pero que sí camina, como los oficinistas que mueven objetos y una mujer que también es tratada como un objeto, un objeto más; como el hombre que está en un plano superior y que, a pesar de lo cual está tan solo como los oficinistas que, con su soledad a cuestas, después de la oficina (after office) van a juntarse con otras soledades en los After Hours para ilusionarse de no estar solos; como los que chatean y necesitan tablets para traducir y no saben si son hombres o mujeres ni las edades que tienen, por más que lo pregunten y respondan en reiteradas oportunidades.
Considerando la juventud de las dramaturgas, es interesante, desde el punto de vista sociológico, observar que todas encaran, en esta segunda década del siglo XXI, la soledad del ser humano, especialmente en las grandes urbes. Y acertada también, como observara inteligentemente Mauro Alegret, la elección del lugar: un hostel.
Lo destacable de este proyecto encarado por la Usina de Teatro es esa manifiesta intención de regresar y rescatar los distintos roles que hacen al hecho tetral: dramaturgia, técnica, dirección y actuación. Proyectos como este los viví en 1968, en 1983 y más recientemente en un encuentro realizado a fines de los 90 o principios del 2000 llevado a cabo en una colonia de vacaciones de Río Ceballos; pero todos esos antecedentes quedaron en eso, en experimentación porque por una extraña razón, los cordobeses queremos ser dramaturgos y directores y actores y técnicos, todo al mismo tiempo, de nuestros porpios textos. Sería de suma importancia que este nuevo intento encarado por las chicas de la Usina de Teatro se concrete y empiecen, los directores, los técnicos y los actores cordobeses a encarar textos escritos por cordobeses. Pero, fundamentalmente, que se respeten los distintos roles del hecho teatral y que cada uno, en cada espectáclo que encare, asuma su rol. Porque todos y cada uno de los roles del hecho teatral son importantes y tienen el mismo nivel de importancia en el momento de presentar un espectáculo al público. Y viendo la generosidad de los y las jóvenes teatreros/as (no utilizo la palabra "teatrista" porque el sufijo "ista" significa técnico idóneo, como electricista, ebanista, maquinista, futbolista, oficinista, etc; pero nunca significa "creador") y la profesionalidad con que encaran sus trabajos, me permiten ser muy optimista. Y eso me hace muy feliz, haber sido testigo del nacimiento de la mayoría de edad del teatro cordobés.
Antes de terminar, me gustaría destacar que, en el el video que vimos en el inicio, se mostró que el teatro no es un arte popular, utilizando el término popular en su significación de masivo. Está en la responsabilidad de los actuales hacedores de teatro jóvenes, tratar de revertir esa situación y devolverle al teatro el carácter de popularidad, de masividad, que tenía en la antigüedad greco-latina.
A Jimena Inés Garrido y demás integrantes es esta movida, gracias por la invitación y gracias por haberme permitido ser testigo de este nacimiento.
José Luis Bigi

lunes, 21 de noviembre de 2011

IONESCO IN CONCERT, por Sr.Barbijo Teatro

En Escena: Pablo Martella, Luciano Sgró Ruata, Natacha Chauderlot, Martín Gaetán, Natalia Sara y Eugenia Handandoniou; Vestuario, Técnica y Dirección: Sr. Barbijo Teatro; Teatro: Casa B; viernes 18 de noviembre y viernes 3 de diciembre.

Me habían dado la dirección por teléfono, porque sólo por ese medio y via mail se puede reservar lugar (son 22 localidades; ni una más, ni una menos), y cuando llegué a esa dirección, me sorprendió la oscuridad de la calle, la oscuridad de las casas. Ninguna luz en toda la cuadra indicaba que allí se esperara gente para una función teatral. Verifiqué el número del domicilio y..., toqué timbre. Me abrieron por el garage y me dijeron, "adelante", entonces entré. Entré y vi un mostrador de bar de domicilio particular y una serie de mates pintados y otras artesanías. Pagué la entrada y subí al primer piso. Ahí, muy gentilmente, me invitaron a sentarme en la terraza (hacía realmente mucho calor) y me ofrecieron un trago. Pedí una coca y esperé.
En muy poco tiempo, la terraza estaba atestada de gente, toda joven, toda tomando  vasos enormes de cerveza.
En un momento, sentí que alguien cantaba con muy buena voz "If you're lonely tonight..." En el patio de abajo, en el lavadero, una chica con sensuales medias de red cantaba ese tema y un muchacho rasgaba la guitarra. Y cuando estaba apreciando a la cantante y el guitarrista, alguien nos dijo: "En unos instantes empieza la función, si quieren ir pasando....", y me senté en uno de los 22 asientos destinados al público.
Empezó la acción teatral. Se sucedían textos de La improvisación del alma, La cantante calva, Delirio a dúo, La lección y Jacobo o la sumisión, textos originales de Ionesco.
Debo reconocer que los integrantes del grupo teatral Sr. Barbijo hicieron una inteligente selección de escenas, pero las relacionaron como sketchs, no como escenas, porque no hubo un hilo conductor que uniera a esas escenas. Además, el estilo de actuación de cada una de las escenas fue totalmente ecléctico ya que pasaron del absurdo ionesquiano al naturalismo quasi chejoviano, como por ejemplo en la historia de la artista, la pintora, que vende una obra a un ejecutivo.
El espectáculo muestra distintas situaciones, pero hace eje en la dicotomía teatrista-crítico (o doctor-estudioso del hecho teatral). Y se mofa, se ríe de esta última categoría a través de la presentación de tres críticos-doctores-sabihondos de teatro que confunden al auténtico creador obligándolo a seguir las pautas de lo que Aristóteles o Adamov dijeron, claro, pero sin saber quien, si Aristóteles o Adamov, era el que lo había dicho primero. Muestra elocuente de la ignorancia de los doctores-estudiosos del hecho teatral, porque, además, ni Aristótels ni Adamov propusieron una estética, sólo se limitaron a manifestar, a describir, el modo teatral de sus épocas.
Para los integrantes de Sr.Barbijo Teatro lo importante es lo que se hace, no lo que después ellos, los "críticos-sabihondos-doctores" opinan (y coincido tatalmente con ellos). Como muestra de esto, hay que rescatar el monólogo de los tres críticos, tres cuervos vestidos de negro que enciman  sus parlamentos, tres cuervos que monologan con una seguidilla de advervios, es decir, pariendo palabras que modifican o dan una cualidad al verbo (acción) o al adjetivo (cualidad distintiva), pero que son incapaces de generar acción y cualidad, como lo hace el hecho teatral.
Desde mi punto de vista, las actuaciones son muy parejas y si alguno de los actores sobresale en algún momento, es porque el personaje así lo exige. Ionesco, la secretaria, el Jacobo chaplinesco..., todos loables, pero también loables los que los secundan para que el sketch  adquiera significación por sí mismo y en su integridad.
También resulta agradable que el grupo realice el espectáculo en un lugar verdaderamente "under", que no publicita en los medios tradicionales, porque no tiene habilitación para hacer lo que hace. Eso contrasta con otros que, prentendiendo originalidad se autodefinen como "clandestinos" y recurren a toda la publicidad oficial y pública, a la "anti-clandestinidad" para conseguir réditos sociales y económicos. ¡Y vaya si los consiguen!
El espectáculo que me mostraron los integrantes de Sr.Barbijo Teatro es un espectáculo realmente digno y que, como todo trabajo que vi de este grupo de actores/actrices, demuestra un prolijo y riguroso trabajo teatral. Bravos, gente así le hace falta al teatro cordobés. Y creo realmente que este IONESCO IN CONCERT podría ser representado en cualquer teatro, con una única condición, que no hagan el intervalo que hacen. En el caso de Casa B, es comprensible, el "under" tiene que mantenerse y necesita recaudar, pero si llegaran a hacerlo en otras condiciones, sólo eliminen el intervalo. Gracias por el hermoso momento que me hicieron vivir.
José Luis Bigi

miércoles, 16 de noviembre de 2011

PAYASOS EN FAMILIA, versión de David Piccotto sobre la obra de Florencio Sánchez

Dramaturgia y Dirección: David Piccotto; Actuación de: Julieta Daga, Luciano Desimone, Laura Ortiz, Guillermo Vanadia y Mariana Rodán; Música: Jorge Fernández; Escenografía y Vestuario: Ariel Merlo; Técnica: Emilio H. Díaz Abregú. Sala: Teatro La Cochera, jueves de noviembre y diciembre.

En esta oportunidad, la obra de Florencio Sánchez que retrata la realidad de una familia de clase media de principios de siglo XX que ha caído en desgracia en lo económico y que apuesta a la salvación a través del azar-juego-apuesta o de "casar a la nena con un rico que pueda mantener a la familia", es una realidad que sigue vigente, muy vigente en este primer decenio del siglo XXI, ya que la clase me media sigue apostando al azar, ha sido encarada en esta oportunidad con la técnica del "teatro en el teatro". Cuando entramos a la sala de La Cochera, nos encontramos con que hay dos posibilidades para ubicarse, al frente o atrás de un biombo que corta el espacio escénico en dos mitades. Yo me ubiqué en el "adelante", donde los clowns representan los personajes de la obra de Florencio Sánchez; en el "atrás" los clowns son clowns que deben convertirse en personajes pasando al "adelante".
El planteo de "el frente de escena opuesto al tras de escena" es realmente inteligente; nuestra atención, la de los espectadores, está permanentemente activada porque tenemos que ver lo que pasa en nuestra mitad y entender lo pasa en la otra. Y todo es absolutamente entendible.
Las actuaciones son impecables ya que en todo momento son clowns que juegan a ser personajes, pero siempre desde la perspectiva del clown. Quizá sería justicia decir que Julieta Daga es quien logra de modo excelente este objetivo, pero también es justicia decir que el resto de los actores son excelentes. Sólo debo objetar que, aún estando muy bien, en el actor que hace de padre predomina el payaso por sobre el clown. Y esto es comprensible ya que el actor pertenece al "Circo de Bolsillo", quienes hacen circo, excelente circo de payasos, en Carlos Paz y en el Parque Sarmiento. Pero creo que ha sido un acierto que, este grupo de clowns que tanto nos han divertido y emocionado con sus "Mediasnoches Payasas", haya demostrado una generosa apertura invitando a un payaso de otro grupo. Esto, indudablemente, habla bien de los clawns de Mediasnoches Payasas y habla de la loable actitud que los teatristas cordobeses están teniendo últimamente, integrándose los unos con los otros. Al respecto, fue una enorme alegría comprobar que Emilio Díaz Abregú formara parte del elenco, aunque..., ¿cuándo lo veremos nuevamente en el rol de actor? (Los que te vimos en "El Gran Fleita" quisiéramos verte nuevamente como actor).
Para los espectadores, todo el tiempo que la actuación requiere, pasa rápidamente, y eso es porque las actuaciones son excelente y porque los actores nunca se convierten "en" el personaje, sino que siempre "son" el clown que se encarga de hacer un personaje. Y porque la comunicación entre ellos, los actores, es una comunicación de complicidad, de improvisación y de diversión. ¡Los actores se divierten en escena!, y si ellos lo hacen, también nosotros, los espectadores, lo hacemos: nos divertimos.
Para terminar, sólo quisiera decir que aplaudo al jurado del Teatrés por haber seleccionado este espectáculo para el goce de los cordobeses y que aquellos que, por un motivo u otro, no vayan a verlos, se pierden una hermosa oportunidad de pasar un momento agradable y de toma de conciencia de nuestra realidad. Definitivamente la dupla Florencio Sánchez-David Piccotto es un placer para los sentidos.
A todos ustedes, gracias.
José Luis Bigi

Dícese, de la persona cuyo cónyuge ha muerto, de Sonia Daniel

Actriz: Sonia Daniel; Escenografía y Urilería: Carolina Fassulo; Diseño de Vestuario: Sofía Jaskowsky; Realización de Vestuario: Elena Reyeros; Pelucas: Ariel Messia; Multimedia: Juan Manuel Díaz; Diseño Gráfico: Juan Manuel Díaz; Fotografía: Javier Velazque; Asistencia de Escenario: Rodrigo Pesce; Asistencia de Dirección: Soledad Cipollati; Asistencia Técnica: Juan Manuel Díaz; Producción: Leo rey y Agrupación Teatral María Castaña; Direcció n General y Puesta en Escena: María Luisa Stille; Sala: Teatro María Castaña.

El texto, hilarante, es excelente. Lo que ocurre o podría ocurrir en la celebración de los 25 años de casados si uno de los cónyuges encuentra al otro muerto, ¡y tirado en el living!
Ese texto hilarante y excelente (sabemos de la gran capacidad dramatúrgica de Sonia porque, entre otras obras, ha escrito El Juego de las Palomas que, además de haber recibido el Premio Dramaturgia 2005 que otorga la Agencia Córdoba Cultura-Area Teatro, leí y...., ¡sigo esperando verla puesta en escena! porque realmente me con-movió, me encantó) se desvanece porque, para mí, se le dio prioridad al texto que al juego (comunicación) con el público.
Un texto como "Dícese...." es eminentemente para un espectáculo de café concert, y la dirección optó por el tradicional escenario frontal a la italiana. Y eso fue una lástima.
Sonia logra una correcta actuación, pero se queda en la corrección, y en este caso hubiera sido necesario un juego de ping-pong con el público. Porque, es mi parecer, la excelencia de este texto se completa "necesariamente" con la intervención del público. Y si bien existió una intervención del público en la oportunidad en que vi el espectáculo, esta intervención fue mínima, mezquina, ¡porque la puesta frontal atentó contra la interacción!
Lo hipotético no sirve nunca porque en arte, "lo hecho hecho está", pero me arriesgo a imaginar que, si a este espectáculo lo hubiera dirigido Leo Rey, pareja de Sonia Daniel, que ha demostrado sobradamente su capacidad didáctica y de interacción con el público en los espectáculos que ha llevado a los colegios secundarios, el resultado hubiera sido superior.
Con esto no quiero decir que no fue correcta la dirección de María Luisa Stille, pero creo que la dramaturga primó por sobre la actriz y la puesta.
José Luis Bigi

martes, 8 de noviembre de 2011

KASSANDRA, de Sergio Blanco

Dirección: Cipriano Argüello Pitt, Actuación: Martín Suárez, Música en Escena: Pablo Cecere, Asistencia de Dirección: Viviana Grandinetti, Traducción al griego de Las Troyanas: Sergio Cáceres, Diseño y Realización del Mapa: Guadalupe Suárez Jofri, Diseño Gráfico: Lucas Chami, Prensa: Víctor Conci, Producción: Gisele Chavi. Sala: DocumentA/Escénicas, sábados de septiembre, octubre y noviembre.

Dieron sala, entramos y, mientras lo hacíamos y nos acomodábamos en sillas, Martín Suárez, el actor, hablaba, y lo hacía en inglés. Me quedé esperando que la obra empezara, es decir, que se abordara el castellano, pero el actor siguió hablando en inglés y yo, lentamente, empecé a entender que la obra ya había empezado. Y puse todos los sentidos para entrar en el juego teatral cuando Martín dijo algo así como I'm Kassandra, I'm a man but my name is a woman's name. Would you know why I'm a man with a woman's name? Y siguió con su relato, relato que, gracias a la excelente actuación de Martín, me fue atrapando de un modo casi mágico, tanto como para que, cuando no había pasado ni media hora, ya me hubiera olvidado que el texto era totalmente en inglés.
Kassandra nos invita a un ágape, una reunión de camaradería porque you are my friends, all of you are my friends, aren't you?
Y la mesa lucía un hermoso mapa pintado de Grecia, de Troya. Y nos sirvieron cordero (sacrificio), vino y pan (la comunión, la última cena), anticipándonos que presenciaríamos un sacrificio, el de Kassandra vendiendo su cuerpo a todo tipo de clientes, incluso a los couchon, a los que les gusta el sadomasoquísmo, práctica que a Kassandra no le agrada pero que realiza porque I need money and the couchon pays good money! Y es una comunión porque a nosotros, sus amigos, nos cuenta casi como una íntima confesión, la verda de su vida, la soledad, la relación con sus padres, con sus hermanos, con la sociedad. Y es entonces que apela a Casandra, la hija de Hécuba y Príamos, reyes de Troya. Y, sacerdotiza (busca en la mochila cartas de tarot) de Apolo con quien pacta, a cambio de un favor carnal, la concesión del don de la profecía. Pero cuando adquiere este poder, rechaza el amor de Apolo quien, al verse traicionado, la maldice y la condena a seguir con el don de la adivinación, pero a la desventura de que nadie le creería jamás sus profecías. Casandra previó la destrucción de Troya, la muerte de Agamenón y su propia desgracia, pero fue incapaz de evitar esas tragedias ya que su familia pensaba que estaba loca.
Kassandra también prevé sus propio final, lo prevé en las cartas del tarot, ve el accidente del taxi que debía llevarla al domicilio de su cliente couchon. Y va, va a su propia desgracia.
Kassandra, en la versión de Blanco-Argüello Pitt, es un taxi-boy sudamericano emigrado a trabajar en la cuna del capitalismo, donde ha aprendido un inglés básico, el de la calle, y el de la calle de los barrios marginales de inmigrantes latinoamericanos, inglés plagado de errores gramaticales, de construcción y de pronunciación. Este rasgo, justamente, aumenta la condición de paria de esta/e Kassandra que, a pesar de todo tiene un perfil tierno e inocente, ama a Abba, el conjunto músico sueco, especialmente una canción que habla de que quien gana toma todo el dinero; pero también es tierno e inocente porque ama a Scarlett, de "Lo que el viento se llevó", y es fanático del conejo Bugs Buny, personaje infantil que siempre triunfa, que nunca es cazado por Elmer, su eterno cazador.
El/La Kassandra que vimos es un personaje hiperrealista, de absoluta actualidad, con un texto absolutamente dramático y excelente, como así también fueron excelentes la puesta (concebir como un sacrificio y última cena, como una confesión necesitada por un personaje en soledad, un paria de la sociedad, un ser humano cabal pero considerado por todos como un loco) y una excelente actuación. Al respecto, confieso que una de las cosas que más me emocionaron cuando salí de la sala, fue comprobar que Martían Suárez, a quien he visto en distintos personajes, ha alcanzado un nivel actoral de excelencia. El manejo de los tiempo dramáticos, las transiciones de la tragedia a la comedia y viceversa, la interactuación con el público siempre respetuosa (you are a boy, you are a boy, you are my boyfriend; it's a joke, man, I love you, it's just a joke) mientras con el puño cerrado se golpea el corazón y después señala con el brazo extendido hacia el espectador con la "V" de la victoria.
También creo que fue un acierto la participación de Pablo Cecere con su contrabajo, personaje omnipresente que conoce la historia de Kassandra, que lo acompaña, que le ayuda a comunicarse con el público cuando Kassandra dice palabras en inglés que cree son incomprensibles para el público porque lo son para él/ella (forbid-forbidding). Personaje que transmite, a través de su música, los estados de ánimo de Kassanra, pero que también se convierte en protagónico cuando ejecuta y canta la canción Money de Abba en versión completa, personaje que, a través de su mirada evidencia que quiere profundamente a Kassandra, pero que no puede impedir el trágico final, el final de tragedia griega a pesar de que, en este caso particular y por ser contemporánea, la tragedia le ocurre a un paria, no a un noble.
Para terminar, me gustaría transcribir un soneto titulado Casandra, de Francisco Álvarez Hidalgo:
En soledad, clavada de agonía / vivo mientras la voz clama y aunque / por carecer, para mi desventura / de credibilidad mi profecía. // Es mi palabra admonición sombría / de la amenaza trágica futura, / oída, no escuchada... Qué locura / tener a un sordomudo por vigía. // Oigo el grito de horror en cada canto, / detrás de la sonrisa veo el llanto, / y en la opulencia el fuego destructor. // ¿A qué fin se me han dado estas visiones? / Soy la sibila de las destrucciones, / Considerada menos que un rumor.
Menos que un rumor..., esa es la Kassandra que Blanco, Argüello Pitt, Suárez, Cecera y Grandinetti nos ofrecieron en la sala de DocumentA/Escénicas. A todos ellos, gracias

José Luis Bigi

viernes, 28 de octubre de 2011

SE TE VINO LA NOCHE, cuando a un bueno le pasa algo malo, de Daniel Pereyra

En escena: Sergio Heredia, Mario Gorostidi, Jorge Juárez, Javier López, Mónica Morea, Leandro Pineda, Verónica Ripoll, Marcelo Trujillo, Ernesto Salas y Dimas Games; Técnica: Lucas Solé; Dirección: Paco Giménez; Teatro La Cochera, viernes de octubre.

El Libro de Job fue escrito, según coinciden la mayoría de los estudiosos, hacia 1473 a.C. La temática de este libro de la tradición judía es "el sufrimiento del inocente". Ya desde la más remota antigüedad, los pensadores se ocuparon del problema del hombre bueno que sufre y del hombre malo que es feliz. Platón se ocupó del asunto sin encontrarle una solución que no chocara con la filosofía y la moral.
La temática de Job, el sufrimiento del inocente, es tratada de modo abundante en la mitología griega; baste sólo mencionar a Prometeo, a Edipo, a Hércules.
En El Libro de Job, el protagonista es un hombre religioso, bueno y justo a quien Dios permite que Satanás someta a numerosas y espantosas pruebas. Mientras Job sufre bajo el influjo del Mal, tres buenos amigos intentan consolarlo tratando de convencerlo de que todo su sufrimiento es debido a sus pecados. Job se enfurece, pues él sabe que nunca ha pecado, que acusarlo de pecador es un infundio.
Por último, Dios en persona se hace presente y le explica a Job que todo se trató de una prueba, de una apuesta que Él había hecho con Satanás. Y le devuelve con creces la felicidad.
Hasta aquí, la historia bíblica. Respetada casi a rajatabla por Daniel Pereyra, pero éste finaliza con la rebelión de Job por no entender el por qué de esa actitud de Dios. Y es justamente esa rebelión el mayor acierto, desde el punto de vista ideológico-filosófico del autor, en la versión presentada por este grupo de actores de La Cochera.
Los actores, en complicidad con el director, ubicaron a la acción en Córdoba. Todos los personajes, a excepción de Job (encarna la universalidad del hombre que no se explica el por qué de los sufrimientos), hablan en cordobés; algunos de modo exagerado, otros, como Dimas Games, en el exacto modo cordobés de hablar.
En la versión que vimos en La Cochera, Job se nos presenta ya en la última etapa de su sufrimiento, de sus pérdidas. Sabemos, por los parlamentos que se van sucediendo, que Job supo tener casa, trabajo, una moto y una novia. En el presente de la obra, ya no tiene nada e incluso es avasallado por la novia Jésica, quien le pasa por encima de la espalda la valija con el equipaje.
Los amigos intentan vanamente reanimarlo, rescatarlo, pero Job rechaza toda ayuda; quiere entender por qué le pasa lo que le pasa. E increpa a Dios.
Dios, omnipresente a lo largo de la obra, en un plano superior y con sombra en su rostro (¿acaso alquien sabe cuál es el rostro de Dios?), está perfectamente encuadrado por el marco de una ventana, lo que nos remite a un cuadro. Y hubiera sido muy bueno que, cuando Dios habla, al final de la obra, lo hubiera hecho sin asomarse, conservando la incógnita de su rostro, porque con las apariciones interrumpe el ritmo del parlamento, parlamento muy importante por cierto en el contexto ideológico-filosófico de la obra, y porque al hacer visible su rostro, lo humaniza quitándole la condición Divina.
Dios le recuerda a Job que Él creó el Universo, que Él es el único que da y que quita; en una palabra, le dice a Job que los hombres somos sus títeres, sus marionetas y que Él y sólo Él maneja los hilos.
Y es justamente esa revelación soberbia de Dios la que provoca la rebelión de Job cuando, manejando la moto con Jésica como pasajera, arroja el manubrio, sinécdoque de la moto (símbolo de poder para Job porque él la maneja, porque él la hace avanzar y frenar) y sale raudamente de escena. ¿Abandona la bondad? ¿Abandona a Dios? No lo sabemos, pero son alternativas posibles ya que el final queda totalmente abierto y nos permite, a cada uno de los espectadores, dar el cierre de acuerdo a nuestra ideología, a nuestra concepción filosófica de la vida.
La puesta es excelente y la apelación a la tecnología con la proyección del botón de ayuda, botón que termina en medio de la frente de Job, botón identificado con un signo de pregunta, es lo que nos lleva a pensar que Job terminará en rebelión, porque termina con un interrogante y todo aquel que tiene un interrogante se vuelve anticonformista, es decir, revolucionario. ¡Vaya acierto del autor! y ¡Vaya acierto de la puesta, la dirección y los actores!
Director y actores optaron por el humor, y tengo que decir que, para mí, se trató de una elección acertada porque la profundidad de la temática sólo puede ser abordada a través del humor. Un tratamiento carente de humor hubiera resultado tremendamente tedioso.
Poe último, quiero destacar que las actuaciones fueron bastante parejas, pero creo que es justicia decir que Dimas Games tiene un ángel especial que capta la atención del espectador y se impone por sobre los demás actores.
A todos ustedes, Sergio, Mario, Jorge, Javier, Mónica, Leandro, Verónica, Marcelo, Ernesto, Dimas, Lucas y Paco, gracias, muchas gracias por el hermoso momento que me permitieron vivir.
José Luis Bigi

jueves, 21 de julio de 2011

VALOR AGREGADO

Dramaturgia: Tomás Gianola y Gabriel Andrés Pérez; En Escena: Tomás Gianola y Gabriel Andrés Pérez; Música Original: Clara Presta; Vestuario: Yohana Pereyra; Fotografía-Gráfica: Rosario Gianola; Producción y Operación Técnica: Sebastián Javier Pellegrini Ortega; Puesta en Escena: Tomás Gianola y Gabriel Andrés Pérez. Teatro La Cochera, Ciclo F.E.A.Te.C. 2011

Cuando entramos a la sala, nos encontramos con un modesto taller de zapatería, de esos que, hasta hace 20 años abundaban en Argentina y que hoy, con el "compre-use-tire-vuelva a comprar" que se ha instalado en el mundo, practicamente han desaparecido. En el taller, Leonardo (G.A.Pérez), descalzo y con el torso desnudo, está realizando la rutina que se puede realizar en un taller de compostura de calzado. Leonardo no pasa desapercibido pero tampoco llama la atención, es un zapatero arreglando un par de sandalias rojas. Y entra Esteban (T.Gianola) de un modo torpe, llamanto tremendamente la atención. Viene cansado, maldormido, malhumorado. Pero Leonardo permanece impasible; sí, se conocen, y muy bien. Tan bien se conocen que ni siquiera necesitan mirarse para saber lo que está haciendo el otro.
Leonardo se viste como para ir a comprar repuestos; Esteban revisa y hace cuentas con una calculadora de hace más de 20 años que funciona porque Leonardo la conecta. Y la conecta porque conoce el funcionamiento del taller; ha trabajado durante años en él.
Y cuando Leonardo le pide plata a Esteban para ir a comprar una plancha para zuelas, éste le dice que la saque del bolsillo, es decir que Leonardo mete la mano en el bolsillo delantero de Esteban, accion que, por el modo de uno en el meter la mano en la intimidad del pantalón y del otro de no acusar recibo, suponemos que es cotidiana, muy cotidiana, cómplice.
Y cuando Leonardo ha partido, Esteban, en soledad, toma una caja que sabemos contiene cosas muy importantes para él por el modo en que, cuando Leonardo quiso tocarla, Esteban reaccionó: ¡No, esa no!
La caja contiene zapatos de mujer, y a cada par que Esteban saca, le asigna un nombre. ¿Han sido novias? ¿Amores? ¿Experiencias sexuales? No lo sabemos, pero vemos que al último par, el de sandalias negras con taco, no le asigna nombre, las calza y empieza a caminar trastabillando, sin saber cómo caminar con tacos, pero a medida que avanza en el caminar, se yergue y termina caminando con soltura, con dominio de los tacos.
El café se quema, Esteban se quema; Leonardo no le da importancia, se limita a limpiar la carpeta con un repasador percudido, muy percudido, muy usado. ¿Acaso la relación de Esteban y Leonardo no es una relación percudida, reiterativa, muy usada? Leonardo tiene que irse, pero no se va; Esteban le busca pieza en los clasificados, pero no encuentra; Leonardo dice que, como decía el padre de Esteban, si uno se cae oche veces, se levanta nueve; Esteban le pide de modo imperativo que olvide al padre; Leonardo y Esteban se conocen desde siempre, crecieron juntos, uno como empleado, el otro como hijo del dueño, pero ambos de la misma edad, ambos con el mismo sentimiento que mientras vivìa el padre podían obviar pero que ahora, en el presente de la obra, podrían enfrentar y no se animan, ambos gritando la soledad, la necesidad de tocar, de ser tocado. ¿Qué es si no el clamor de Esteban gritando ¡Tocame, tocame!? ¿Y qué es si no el clamor silencioso de Leonardo cuando se desnuda sobre la mesa de Esteban con el cuerpo temblando por la angustia del "por favor, vení, tocame"? ¿Y qué es si no la finta de lucha cuando Leonardo quiere entregarle el maletín al viejo y Esteban se lo impide argumentando que está cerrado?
La escena final, cuando Leonardo, cambiado, dice que se va, que no sabe a dónde, que no sabe con quién; cuando Esteban le pregunta, le repregunta por tercera o cuarta vez, ¿te vas? y Leonardo contesta , y se va, nosotros, espectadores, nos preguntamos ¿por qué Leonardo no le pregunta querés que me quede?, para que Esteban le diga sí. Porque la obra es un grito desesperado de soledad, dos soledades cuyos motivos podemos suponer, pero que en la obra no se dan, soledad que deberán cargar de modo atávico Esteban y Leonardo.
El texto y la estética de la puesta son un excelente mix de teatro del absurdo con grotesco. Nos reímos a lo largo de la obra, los diálogos, por momentos, son incoherentes, absurdos, obvios, y por eso, muy graciosos. Pero cuando salimos de la sala, cuando yo salí de la sala, lo hice con un sabor agridulce en el alma; dulce porque había presenciado un excelente trabajo; agrio porque me hicieron vivir la soledad inherente del ser humano. Entonces entendí el título, Valor Agregado, eso que tenemos que añadir a las cosas naturales para ser completadas como un bien. Ese valor que tanto nos cuesta agregar-nos para estar bien, para vivir bien; ese valor que no-nos-agregamos y que, por eso, padecemos la inherente soledad del ser humano.
José Luis Bigi

martes, 28 de junio de 2011

UN LUGAR EN LAS NUBES, de Claney English y Guy Holland

Ella: Cora Ferro; Él: Luis Moya; Traducción: Larry silberman; Música Original: Rob Lee; Vestuario: Alejandro Mateo; Diseño de Producción Original: Quicksilver Theatre de Londres; Asesor Técnico: Silvio Massimo; Promoción y Asistencia Técnica: Cecilia González; Asistencia de Dirección y Producción Ejecutiva: Cora Ferro; Adaptación y Dirección: Jorge Ferro. Sala: Ciudad de las Artes; sábados y domingos de junio.

La sala está vacía, sólo hay una mesa en medio del escenario. Repentinamente, por la puerta opuesta a la que el público ingresó a la sala, se oyen gritos: Es acá; No, no es acá; Sí, es acá; Te digo que no es acá; Y yo te digo que sí es acá..... Y entran la actriz y el actor, Cora y Luis, empleados de una empresa dedicada al traslado y entrega de encomiendas. Traen una caja que dejan sobre la mesa. A partir de ahí, empieza el juego. Ella quiere contar el cuento de Caperucita Roja; él, el de Blanca Nieves y los Siete Enanitos. Y los cuentan, ambos, al mismo tiempo, superponiendo parlamentos y acciones con los objetos, elementos de descarte como trozos de género, cajas vacías, rollos de cartón que fueron centro de rollos de papeles de cocina o de telas en mercerías, papeles metalizados, etc. Y lo curioso y divertido es que valiéndose de esos elementos de descarte, los van transformando en personajes con vida teatral real. Así, broches de ropa son patos o un centro de rollo de papel de cocina es Blanca Nieves en algunos momentos y una torre en otros. Y, a pesar de la superposición de parlamentos, ambos cuentos son perfectamente contados, ¡y hasta se complementan para crear un nuevo cuento!
El público infantil participa de la acción, pero lo hace de modo espontáneo; nunca de manera compulsiva e histérica inducida por los actores (recurso, por otra parte, muy utilizado en el teatro infantil, especialmente en el teatro de títeres, y muy aborrecido por quien escribe este comentario). Por eso puedo afirmar que la participación espontánea del público infantil indica que éste, el público infantil a quien está dirigida la acción, es atrapada por la historia y por los empleados de la empresa de encomiendas, por Cora y Luis.
En este momento en que la niñez tiene como objetos de juego muñecas Barbi, Play Station, y tantos otros formatos ya programados, resulta altamente saludable que un par de actores muestre que, con materiales de descarte, se pueden crear objetos de juego y darles vida propia. Porque ¿quién duda que el broche de la ropa es un pato?, nadie, porque la imaginación y el juego le dieron dimensión de pato; entonces, ES un pato.
Pero lo que más me sorprendió, y realmente de manera muy grata, es el tratamiento que se le da a la muerte. La niña busca al abuelo en su dormitorio, pero la luz está apagada. Es que el abuelo ya no está en su dormitorio sino que está en el Universo. La niña, a través de un puente de plata (una cinta de embalaje) llega al inmenso Universo y allí se encuentra con el abuelo quien le dice que a partir de ese momento, el Universo será su morada. La niña, sorprendida, lo interroga: ¿Entonces no te voy a ver más, abuelo?,y éste le responde: Cuando me busques, mirá a las estrellas. Yo estaré allí, y así podremos vernos y estar juntos. Pero la niña, curiosa y analítica, pregunta: ¿Y si el día está nublado?, a lo que el abuelo responde, con palabras que no recuerdo exactamente (literalmente) pero que puedo sintetizar en su concepto: Entonces mirate el corazón, porque yo siempre estaré en tu corazón y vos siempre en el mío.
Debo confesar que nunca había visto un enfoque tan tierno, tan poético y tan inteligente del desgarro que significa la muerte de un abuelo para un niño. Y sin ninguna duda puedo afirmar que ésto, el tratamiento poético y natural de la muerte, dirigida a los niños, hace de Un Lugar entre las Nubes un excelente espectáculo. Si tienen posibilidad de ver esta obra de teatro que ofrece Grupo 55 Teatro, no desaprovechen  la oportunidad; se los advertí.
José Luis Bigi

domingo, 19 de junio de 2011

PALOMA SIN VACILO Con... cierta payasa; por Las PerezCorrea

En escena: Laura Ortiz; Dirección: Julieta Daga; Iluminación: Sergio Salicas; Vestuario: José Quintero; Acompañamiento musical: Julieta Daga o Guillermo Villanueva; Diseño: Juan Manuel Colombato; Sala: La Luna,sábados de junio y julio.

La sala, cuando ingresamos, es una mezcla de teatro tradicional y café concert. El público se ubica en gradas, pero también en mesas donde brilla una vela, donde se puede consumir un trago, un café o un té. Y el espacio destinado a la actuación está vacío, completamente vacío, a excepción de una alfombrita redonda.
En un momento, las meseras apagan las velas y retiran las botellas portavelas. Y nosotros, los espectadores, que habíamos estado hablando como se habla en un bar cualquiera, entendemos la señal y hacemos automáticamente silencio. El unipersonal empezó.
Laura Ortiz, la actriz, entra, sale, vuelve a entrar, amaga quedarse, vuelve a irse, tropieza en la puerta, es torpe, es indecisa, parece no saber si realmente debe entrar o todavía no es el tiempo de actuar. Hasta que entra, primero con una lámpara de pie y después con una banqueta. Esa acción despierta la risa del público, pero también acapara su atención.
Y el personaje dice No sé, A lo mejor, Quién sabe. Ahí está el meollo del espectáculo, espectáculo que, hay que reconocerlo, es un verdadero poema; un poema, en verso y rimado, que es Laura, Laura Ortiz, la actriz. Porque Laura no interpreta su personaje, lo vive, y por eso nosotros, los espectadores, nos entregamos y vivimos lo que ocurre en escena. ¡Qué entrega la de Laura! ¡Qué placer el de los espectadores!
La actriz demuestra que es un verdadero clown, porque provoca la risa del espectador, interactúa con él, pero durante todo el tiempo que dura su actuación, nos muestra una actuación tragicómica, muy pero muy jocosa pero también muy pero muy tierna. ¡Y profunda! Porque el canto a la libertad que nos transmite a través de su actuación como así también a través de breves parlamentos: El que no ha nacido no puede volar; el que no vuela no puede nacer" es total: la Vida es el Volar.
La paloma del título; la Laura-Paloma del espectáculo, invita a un espectador, al que llama palomo, a acercarse, a entrar al espacio escénico. Y dice todo lo que las palomas hacen con un palomo, que ella, Laura-Paloma no hará, o sí, como por ejemplo poner un huevo e invitar al palomo para que lo empolle. Y ahí, en esa simple invitación a empollar, aparece el primer significante del signo "Igualdad-Libertad-Respeto" que Paloma sin Vacilo tan poeticamente nos ofrece. Y digo el primer significante porque después está el juego del casarse uno con uno o una con una o uno con una o uno con uno y con una o...., sí, el signo "Igualdad-Libertad-Respeto".
Paloma sin Vacilo es un poema teatralizado, un poema dividido en tres estrofas, tres estrofas progresivas: la primera es la paloma y la vida de la paloma; la segunda es la libertad; y la tercera es la educación en libertad y la libertad misma. ¿Acaso hay algo más loable que la educación en libertad, esa metáfora que Laura-Paloma realiza alimentando al huevo, arrojándolo al vacío después para terminar entregándoselo al Palomo? Porque para nuesra tradición judeo-cristiana la educación de la mujer es competencia de la madre y la del varón, del padre y para Laura-Paloma es compartida, de los dos; Porque para nuestra tradición judeo-cristiana la madre es posesión, y para Laura-Paloma es Libertad; porque para nuestra tradición judeo-cristiana el pensar es peligroso y para Laura-Paloma es Libertad; porque para nuestra tradición judeo-cristiana el sexo es tabú y para Laura-Paloma es Libertad.
Paloma sin Vacilo es un espectáculo imperdible, necesario, para teatreros, poetas y gente con sensibilidad.
Gracias Laura, gracias Julieta, gracias Sergio, José, Guillermo y Juan Manuel por ofrecernos este poema teatralizado. Y gracias a Mónica y Graciela, las responsables del teatro La Luna, por organizar, siempre, actividad teatral genuina, teatralmente genuina.
José Luis Bigi

martes, 7 de junio de 2011

DEBAJO DEL SILENCIO, La Convención Teatro

En Escena:Alicia Vissani, Julieta Daga, Laura Ortiz, David Piccotto, Guillermo Baldo; Diseño de Luces / Puesta en Escena: Rafael Rodríguez; Vestuario: Marìa Paula Delprato; Música: Pablo Cáceres; Diseño Gráfico: Liminaresdiseño; Operación Ténica: María Belén Carranza Bertarelli; Asistencia Compositiva: Melina Passadore; Asistencia de Dirección: María Belén Carranza Bertarelli y María Paula Delprato; Dramaturgia: versión libre de Antígona, de Sófocles y de Los Siete contra Tebas, de Esquilo: Daniela Martín; Dirección: Daniela Martín. Sala: Espacio Cirulaxia; mayo y junio.

Debajo del silencio..., así se llama este espectáculo que se presenta durante mayo y junio en el Espacio Cirulaxia; debajo del silencio. ¿Por qué debajo del silencio? Porque es una excelente metáfora del Derecho a la Resistencia, derecho incorporado a nuestra Constitución Nacional de 1994. ¿Y qué es el Derecho a la Resistencia? Es un derecho inmanente a toda sociedad política organizada de rebelarse ante un régimen opresor, aunque éste haya llegado al poder legítimamente, que quebranta las orientaciones políticas del cuerpo electoral que lo escogió para la conducción de su país. Porque cuando en el Estado no hay equilibrio de poderes; cuando las decisiones del Máximo Tribunal de la República sean irrespetadas por el gobierno nacional, se rompe la armonía funcional del Estado, y emerge el derecho que tiene el pueblo de resistir a la opresión o a la tiranía.
Los actores se encuentran encerrados en un círculo, círculo que remite al encierro, pero también a la circularidad de la vida y a la imposibilidad de desobedecer la historia que rige a toda tragedia, sea esta griega o de otro origen. Antígona, recurriendo al Derecho a la Resistencia, insiste en dar sepultura a su hermano Polinices. Creonte, hermano de Yocasta y a cargo de Tebas después de la muerte de Polinices y Etéocles, ha dado la orden de dejar el cadáver de Polinices a la intemperie para que se pudra lentamente e impedir el descanso de su alma. Así Creonte, que había llegado a regir los destinos de Tebas en un todo de acuerdo a la ley (Edipo ha partido al exilio, Yocasta ha muerto y los hijos varones de éstos se han matado entre sí), al negar la sepultura a Polinices, contradice la ley natural dictando un decreto aberrante y, por eso, pagará con la muerte de Hemón, su propio hijo y novio de Antígona.
Y la decisión de Antígona de recurrir al Derecho de Resistencia acompañado de la posición irreductible de Creonte, quien incluso desoye a su hijo cuando éste le suplica que no condene a Antígona, se convierten en una viva metáfora de lo que fuera el enfrentamiento de las Madres de Plaza de Mayo y el gobierno de facto o los democráticos de turno exigiendo "aparición con vida" y el derecho, como Antígona, de dar sepultura a sus cadáveres, enfrentamiento que, lamentáblemente, cesó cuando decidieron levantar las marchas de los jueves para dejar de exigir la aparición con vida o el derecho a dar sepultura a sus muertos para enrolarse a nivel político partidario y pasar a exigir castigo, sólo castigo (dejo expresa constancia que me refiero únicamente al grupo de Madres que lidera Hebe de Bonafini, ya que Madres-Línea Fundadora, que dirige Nora Cortiñas, mantiene el reclamo que diera nacimiento, vida y conocimiento mundial a Madres de Plaza de Mayo manteniendo la universalidad de la causa, causa que, como argentino, me llena de orgullo y solidaridad).
Las actuaciones de David Piccotto, Julieta Daga y Laura Ortiz son realmente excelente porque logran transmitir el espíritu de la tragedia y lo que sus personajes van viviendo. Pero no entiendo por qué Daniela le dio a Alicia Vissani, una actriz que ha demostrado sobradamente su excelencia istriónica, el rol de Polinices. Alicia es una actriz con fuerte presencia escénica y una fortaleza que se han puesto de manifiesto en los distintos roles que ha encarado, pero esa presencia y esa fuerza no le alcanzaron para encarar a Polinices al mismo nivel de David, Julieta y Laura. Y esto, según mi entender, fue un error de dirección. Pero Daniela tiene el derecho de equivocarse porque ha demostrado, ¡y con creces!, que es una excelente dramaturga y directora, y una cabal conocedora del teatro griego de la antigüedad.
Tampoco Guillermo Baldo estuvo al nivel de los otros actores, pero creo que, fundamentalmente, porque utiliza un volumen de voz tan bajo que no es audible para el espectador, y esto hace que sus intervenciones pasen casi desapercibidas.
A todos ustedes, Alicia, David, Julieta, Laura, Guillermo y Daniela, como así también a los responsables de luces y sonido, gracias, muchas gracias. Pasé un momento muy agradable.
José Luis Bigi

sábado, 21 de mayo de 2011

EL PRECISO INSTANTE PARA NO SER AMADO, de Diego Aramburo

En Escena: Pablo Martella, Eugenia Hadandoniou, Matías Etchezar, Maximiliano Gallo, Diana Lerma, Analía Juan, Lisandro March, Luciana Sgró Ruata y Belén Castillo; Texto: Diego Aramburo; Diseño Escenográfico y de Iluminación: Emilio Díaz Abregú y Diego Aramburo; Diseño de Arte: Natacha Chauderlot, Luciana Sgró Ruata, Andrés Astudillo; Imágenes: Natacha Chauderlot y Luciana Sgró Ruata; Diseño: Lucas Chami; Arreglos vocales y musicales: Matías Etchezar; Asistencia de Dirección: Matías Etchezar y Eugenia Hadandoniou; Asistencia de Grupo: Verónica Paz; Producción General: Sr. Barbijo Presenta; Concepción Escénica y Dirección: Diego Aramburo. Sala: DocumentA/EscénicA, viernes de mayo y junio.

The world ended when she left (you/me/him)..,  Holy Sprit is in my soul /  Jesus love is in my soul..., he aquí el quid de El preciso instante para no ser amado. ¿Por qué en inglés? Porque el contenido, el meollo de este hecho teatral se da a través de canciones, todas ellas cantadas en ese idioma.
Cuando los espectadores estábamos esperando para ingresar a la sala, los actores ingresaron al hall de entrada y, sin dirigirnos palabras ni miradas, ejecutaron un tema musical muy rítmico, muy pegadizo y muy fuerte, pero cuya letra no fue posible escuchar por la música fuerte en un espacio muy chico y por el bochinche nuestro, de los espectadores. Además, cantaban en inglés. Y cuando el tema hubo terminado, los actores, así como habían ingresado, salieron y se dirigieron a la sala teatral. Y nosotros, como aceptando la implícita invitación, los seguimos y, como los actores, nos fuimos acomodando cada uno en nuestro lugar.
Al entrar a la sala leímos en el piso dos direcciones, una en calle Poeta Lugones y otra en boulevard Chacabuco, directa referencia de que la acción transcurre en Córdoba; y ambas direcciones eran seguidas por el adjetivo "sola". Y, sobre la pared del fondo del escenario, con luces, se reproducía lo escrito en proscenio, en el piso. El ámbito escenico se destaca por estar atestado de sal, sal gruesa, sal que se utiliza para secar, para conservar la carne, referencia a los saladeros del Siglo XIX, implicando a nivel semántico que la acción tiene lugar físico pero no referente temporal. Aunque el episodio mostrado en escena sí tiene referente temporal, el hombre está detenido en un semáforo en el que un artista argentino "va a sacar las pelotitas, va a hacer malabares y va a pedir dinero", semáforo en el que un niño primero y dos después "van a venir a limpiar el parabrisas y van a pedir dinero". Y cuando el personaje, primero con su nena y después sin la nena y metiendo la mano debajo de la falda de una mujer hermosa, manifiesta vocal y gestualmente que el actor argentino y los niños menesterosos llegan, la acción cambia y nadie llega. Esto nos lleva a interrogarnos, ¿realmente espera algo?, ¿espera a alguien? Y al final de la obra entendemos que el personaje pasa toda una vida esperando ese algo, ese alguien, y que nunca llegan porque espera lo material, lo mundano. Lo que finalmente llega es la espiritualidad; el personaje repite, mirando con éxtasis hacia adelante y hacia arriba (hacia el cielo) varias veces "Ahí está, es él, es él, es él... " y el coro empieza a cantar con ritmo de "spiritual": Holy Spirit es in my soul / Jesus love is in my soul...
La puesta fue resuelta con inteligencia, con la estructura de la tragedia griega pero decididamente con la estética Siglo XXI, un corifeo y el coro (estructura griega en donde el coro calza botitas con tacos muy altos, remitiéndonos al los coturnos), acompañados de un grupo musical compuesto por batería, bajo y cantante (el toque Siglo XXI). Y en ese contexto de tragedia griega, director y actores nos presentan un "Gospel", una verdad evangélica, temática de absoluta actualidad.
Debo decir que, más allá de que uno comparta o no el planteo ideológico-religioso-espiritual (yo no lo comparto), El preciso instante para no ser amado, es un texto excelente y que lo que vimos en DocumentA/EscénicA fue un trabajo impecable con excelentes actuaciones, excelente ritmo, voces que realmente sorprenden al espectador, un perfecto planteo y manejo de la música y la iluminación y la elocuencia de la ambientación escenográfica. Por lo menos, eso es lo que me ocurrió. Y tan excelente es el trabajo que se presenta en la sala de calle Lima, que me atrevo a decir que es un imperativo cagegórico ver El preciso instante para no ser amado para todo aquel que sienta el placer estético que los buenos hechos teatrales pueden producirnos. Y, para no alejarme del meollo temático, afirmo: No ver este espectáculo es un pecado.
A todos los que hicieron posible El preciso instante para no ser amado, gracias, muchas gracias.
José Luis Bigi

lunes, 16 de mayo de 2011

COMEDIA CORDOBESA, de Gonzalo Marull

En Escena: Valentina Calvimonte, Franco Cuello, Pablo Martella y Jorge Monteagudo; Realización de Utilería: Cecilia Astini; Diseño y Operación de Luces: Emilio Díaz Abregú; Diseño Gráfico: Florencia De Lorenzi; Secretaria Ejecutiva: Natalia Di Cienzo; Asistente de Dirección: Romina Ise: Dirección: Gonzalo Marull. Sala: DocumentA/EscénicA; sábados de mayo y junio.

Cuando estoy frente a un hecho teatral, nunca permanezco indiferente, y esto es así porque yo, en tanto persona, me encuentro inmerso en, rodeado por, un mondo de personas y objetos; vivo con ellos. Y ese mundo de personas y objetos no me resulta indiferente, tiene un "algo" muy peculiar, un determinado acento o particularidad distintiva que las hacen ser, para mí, mejores o peores; buenas o malas; justas o injustas; bellas o feas; santas o profanas; útiles o inútiles; es decir que ante un hecho teatral hay, para mí, una gradación de valores o, dicho desde el punto de vista de la filosofía, una apreciación axiológica (del griego axeión = valor).
¿Por qué esta introducción al abordar el hecho teatral Comedia Cordobesa, de Gonzalo Marull? Porque Gonzalo, en el programa de mano y en una nota realizada por Beatriz Molinari aparecida en La Voz del Interior el viernes 29 de abril, manifiesta que se ha apropiado, que ha realizado un "palimpesto" (del griego palim = nuevamente, y pséstos = raspado) de la relación amor-odio que Thomas Bernhard (1931-1989) tenía con respecto a su Viena natal. Y Gonzalo, en la nota realizada por Beatriz Molinari manifiesta: "Entonces pensé que me pasa lo mismo con Córdoba, con su teatro, con sus políticos".
Y el contenido axiológico que Gonzalo Marull asigna a su texto Comedia Cordobesa queda evidenciado en la cita textual de Thomas Bernhard: Las calamidades siempre las provoca la masa enfervorizada que aplaude. Todos los horrores provienen de los aplausos." ¡Qué similitud con aquel parlamento que el doctor Stockman dice en Un Enemigo del Pueblo, de Ibsen: Las mayorías nunca tienen razón; es más, siempre están equivocadas."
Gonzalo Marull, el autor, nos plantea dos situaciones diferentes pero que se dan sin corte. En la primera muestra la realidad que vivimos los cordobeses; funcionarios gubernamentales que invierten cifras significativas para contratar directores de Buenos Aires, quienes vienen, casi siempre, evidenciando un desprecio o desjerarquización del teatro que se hace en el interior. Es lo que solemos decir, en la jerga teatral, "vienen ha hacer un choreo". Pero ese choreo obedece a la sumisión genuflexa de nuestros funcionarios teatrales de turno.
El director contratado no sabe qué traer, tampoco le importa. Pero se contacta con un autor local, Marull, quien lo convence de que Córdoba es una comedia, una comedia que se va mostrando a través de un ingenioso juego con tomates.
En la segunda parte, con la aparación de un cuarto personaje hilarante, el espectáculo cobra un ritmo mucho más josoco. Y lo hace para mostrar, a través de un programa de juegos que se emite por TV, a tres políticos, tres candidatos que no solo banalizan la política participando de ese tipo de programas, sino que, además, muestran que son capaces de cualquier cosa, incluso entrar a un tonel lleno de bosta de vaca fresca, con tal de obtener un voto. Y, para mi gusto, si no se los hubiera identificado (Spaghetti, Giacomo y Agua) con tres referentes tan cercanos, la obra hubiese ganado en significación porque hubiera alcanzado el valor axiológico absoluto: los políticos, aquí y en cualquier lugar del mundo, son así. Pero Gonzalo Marull decidió identificarlos con nuestros políticos locales y en este momento particular de la historia, y yo sostengo que los espectadores podemos manifestar qué nos hubiera gustado, qué hubiéramos preferido, pero que el autor es el único dueño y responsable de su obra.
Porque pasé un momento realmente agradable, voy a volver a ver Comedia Cordobesa (y confieso que no soy masoquista, que sólo repito o rehago aquellas acciones que me gustan); a pesar de que, en esta oportunidad, el autor devoró al director, riesgo que generalmente se corre cuando autor y director son la misma persona. Quizá un poco más de juego escénico y no tanta sujeción al texto hubieran sido saludables.
José Luis Bigi

sábado, 9 de abril de 2011

ESTAR EN EL BRETE, para que la manada no vaya al matadero

Por: Elenco Municipal de Danza-Teatro; Idea y Dirección: Marola Farías y Giovanni Quiroga. Lugar: Patio Mayor del Cabildo Histórico de la ciudad de Córdoba; Fecha: jueves 31 de marzo y jueves 7 de abril.

A través de este espectáculo pude reconfirmar mi idea de que no todos los lugares que usamos para hacer teatro son los adecuados. Vi  Estar en el brete el año pasado en la Capilla del Buen Pastor, y confieso que salí sin entender absolutamente nada, razón por la que no pude, en ese momento, decir si lo que había visto me había gustado o no. Pero este jueves, en el Patio Mayor del Cabildo, ese grupo de actores-bailarines o bailarines-actores, me sorprendió con un excelente trabajo que gocé. Y más allá del istrionismo de los integrantes del elenco municipal, estoy absolutamente convencido que la Capilla del Buen Pastor se devoró a los actores y les anuló la voz, mientras que en el Patio Mayor, casi una puesta de cámara, los integrantes del elenco pudieron mostrar realmente lo que hacen y nosotros, los espectadores, pudimos finalmente saber de qué se trata este Estar en el brete, para que la manada no vaya al matadero.
¿Y de qué se trata este  Estar en el brete? Se trata nada más y nada menos que de una historia cronológica de nuestro país, de Argentina. Por que empieza con un baile frenético y violento (el nacimiento es frenético y violento) que parte de posiciones bajas simbolizando el origen-génesis del hombre (en la tradición judeocristiana el hombre es hecho de barro; en las tradiciones de los pueblos originarios de América, de barro o de harina de maiz); el caso es que el hombre siempre surge de la Madre Tierra o Pacha Mama.
En el devernir del espectáculos se alternan diálogos, canciones y bailes, los que van mostrando con bastante carga de ironía y humor los devenires de la historia nacional. ¿Y qué muestra esta historia ideada y dirigida por Marola Farías y Giovanni Quiroga? Muestra una historia de violencia y traiciones que llega a nuestros días caracterizados por esa violencia y esas traiciones históricas, hoy sofisticadas, a las que se han agregado la intolerancia, la mentira y la impunidad de los gobiernos en los hechos de corrupción. Creo que si Milcíades Peña, aquel militante trotskista y excelente revisionista histórico que viviera entre 1933 y 1965 hubiera estado entre el público, hubiera aplaudido a rabiar porque la visión de Marola y de Giovanni es de absoluto revisionismo de la historia. Y este, desde mi punto de vista (lo aclaro), es el único modo de interpretar y entender la historia para  poder cambiarla o, por lo menos, modificarla.
Hay pasajes que son hilarantes por el grado de ironía que encierran, como el de la repartición de las tierras, la del baile de los cuchillos (si Borges, quien dijo en la década de los años 60 que el Martín Fierro es la historia de un cuchillero, viviera, hubiera festejado este baile) o la del caudillo con poncho-chalina al hombro que habla de la revolución y el pueblo lo acalla significando que en este siglo, el XXI, las revoluciones, según la concepción bolchevique o castrista, son hechos del pasado, tácticas que, a decir de los jóvenes de hoy, ya fueron.
Aquí quiero, para terminar, resaltar la última escena, la del canto del Himno Nacional. Empieza con solemnidad para, paulatinamente, ir convirtiéndose en una chacota (excelente metáfora de lo que llamamos "patrioterismo", ese patriotismo que declamamos masivamente en la Plaza de Mayo el 2 de abril de 1982 para, después, seguir con nuestras vidas cotidianas sin siquiera tratar de conocer la verdad de lo que ocurría, dejándonos llevar por el espíritu "triunfalista" característico del "patrioterismo") y terminar, el canto del Himno, en el estribillo omitiendo los versos finales, los que hablan del honor, del compromiso. ¿Estamos realmente los argentinos dispuestos a jurar con gloria morir?

José Luis Bigi

domingo, 6 de marzo de 2011

QUIENQUIERA QUE SEAS

Dramaturgia y Dirección: Daniela Martín; Actrices: Eva Bianco, Analìa Juan, Estafanía Moyano, Melina Passadore, Maura Sajeva y Alicia Vissani; Música: Pablo Cáceres; Operacín Técnica: Emilio Díaz Abregú; Diseño de Luces / Puesta en Escena: Rafael Rodríguez; Diseño Gráfico: "Liminaresdiseño"; Diseño de Vestuario: María Paula Delprato; Realización de Vestuario: María Paula Delprato y Liliana Caldo; Peinados / Fotoghrafía: Paula Yalú; Diseño de Maquillaje: Adriana de la Vega Viale. Sala: DocumentA/Escénicas, sábados y domingos de febrero y marzo.

Al entrar a la sala uno advierte, inmediatamente, que el aire está imprgnado de sensualidad femenina, una sensualidad con mucho de erotismo. Las actrices están estáticas, excepto Alicia Vissani que apenas se mueve a través de pequeños gestos. Como espectador no pude dejar de captar esa sensualidad erótica que de todas y de cada una de ellas emanaba con sus maquillajes perfectos (cabe, para mí, destacar el maquillaje de Maura Sajeva-Blanche Dubois), y el vestuario que abarca las modas de principio, mitad y finales del siglo XX. La belleza, sensualidad y erotismo de todas las actrices, sumado al ambiente coronado con infinitas bombitas de luz que caen del techo, todas a la misma altura excepto las dos que caen sobre las mesas(donde se desarrolla la vida), confieso, lograron ponerme nervioso. ¡Y un hombre nervioso, es vulnerable!
Entonces Alicia Vissani, aprovechando esa vulnerabilidad del púbico, por lo menos del público masculino, se presenta como la regenta de ese bar en el que se desarrolla la acción y también como intermediaria entre las actrices, oficiantes teatrales, y nosotros, el público. Ella es el único personaje que dialoga con nosotros, el público, rompiendo la cuarta pared.
Y lentamente empieza el desarrollo a través de los diálogos y las acciones que van encarando estas seis actrices que, una vez más, demuestran que son de una solidez de formación y profesionalismo realamente destacable.
La mujer...., ¡qué cosa hermosa y extraña la mujer! Los conflictos que se van representando se encaminan, todos, a la desilusión acerca de la vida amorosa y sexual, a la soledad de los años, a la espera-búsqueda-depedencia del hombre (¿por la estructura judeo-cristiana de la sociedad machista?), en fin, tópicos que, más allá de la permanente lucha por la igualdad de géneros, tan de moda en este siglo XXI, se siguen viviendo.
Por eso, si en mis 63 años no logré comprender a la mujer, creo que, cuando terminé de ver Quienquiera que seas, quedé mucho más confundido. Porque los hombres solemos decir "si yo fuera mujer sería una puta, viviría cogiendo, les sacaría guita a los hombres y viviría como una reina". Y no es así, no lo es por muchos motivos, y realmente Daniela, Eva, Analía, Estafanía, Melina, Maura y Alicia, a través de este trabajo teatral, han hecho una síntesis de la situación de la mujer y nos muestran que esa era la situación de la mujer en el siglo XX, cuando Tennessee Williams, autor de referencia para la construcción de Quienquieras que seas, escribió las excelentes obras del teatro psicologista característico del siglo: la espera-búsqueda-dependencia del hombre por parte de la mujer. Y también de la violencia, ya sea por maltrato que por abandono.
Excelente trabajo y, personalmente siento un gran orugllo de ser cordobés y comprobar, permanentemente, que en mi teatro, el teatro de Córdoba, hay talento, idoneidad y excelencia.
A los integrantes de este Quienquira que seas, gracias, muchas gracias.
José Luis Bigi

jueves, 3 de febrero de 2011

DE PARADO

Presentador: Juan De Battisti; Monologos: Emanuel Rodríguez y Jorge Monteagudo; Lugar: Club Zorba, Carlos Paz, enero y febrero de 2011.

Este género que, últimamente, se ha dado en llamar "Stand Up", pero que tiene años de historia (en Argentina solíamos llamarlos "capocómico" o "monologuista"), baste sólo mencionar a Tato Bores a nivel nacional y a Raúl Ceballos a nivel local, necesita de ámbitos adecuados para ser representados, porque el espectador debe seguir el hilo del discurso ya que es lo único teatral del espectáculo. Y el Club Zebra no es el lugar indicado. Es una lástima que el espectáculo se realice mientras el público cena, porque cuando fui, éramos un grupo numeroso que queríamos gozar de lo que este equipo integrado por Emanuel, Jorge y Juan nos ofrecían, pero también era numeroso el grupo que sólo gozaba gastronómicamente. Baste con decir, a modo de anécdota que, cuando las miradas de varios de los que queríamos gozar del espectáculo eran de reproche a los que gozaban gastronómicamente, una de estas señoras nos dijo "yo vine a cenar y a charlar con mis amigos". Pero son cosas que pasan y que, por sobre todas las cosas, les confiere a Emanuel, Jorge y Juan un enorme valor agregado ya que no sólo dan batalla para que el teatro cordobés esté presente en Carlos Paz, sino que, además, demuestran que se divierten, que gozan haciendo lo que hacen.
Y a pesar de estar, yo, bstante molesto con los degustadores gastronómicos, tengo que decir que salí muy conmocionado del Club Zebra porque los tres responsables del espectáculo demostraron que son excelentes en la materia.
Juan, como presentador, tiene un histrionismo tal que logra que su presentación sea un monólogo mas. Ocurrente, profesional (en el sentido primigenio del término) y hábil para captar la atención del público, logra que incluso que los degustadores gastronómicos, por momentos, permanezcan en silencio y se interesen por lo que está ocurriendo en el escenario.
Jorge, con unos anteojos que lo asemejan a una caricatura, demuestra que tiene mucha calle recorrida en el rubro y capta con efectividad la atención de los espectadores. Y muy inteligentemente inicia su monólogo con una historia de Jesús y la Virgen María en el que ésta, en calidad de madre, manda al hijo a la penitencia en la cruz.
Emanuel, en cambio, nos ofrece una actuación más austera, pero un monólogo extremadamente inteligente. Aflora su condición de escritor; no sólo sus temas son de una gran ironía, sino que, además, están perfectamente estructurados a través de enlaces ocurrentes, profundos e inteligentes. Para mí, conserva esa condición de adolescente que, con total desparpajo, nos hacía reir tanto cuando leíamos Una piedra en el zapato, pero cuando aborda el tema político, advertimos que su capacidad de síntesis y su madurez son excelentes. Más allá de que uno acuerde o disienta con sus puntos de vista.
De Parado es un espectáculo necesario de ver y prometo que voy a volver a verlo, pero cuando lo hagan en un lugar más adecuado, tipo café concert, porque salí muy contento, muy conmocionado. Por eso, a Emanuel, Jorge y Juan les digo Muchas Gracias.

José Luis Bigi