lunes, 20 de septiembre de 2010

MEDIASNOCHES PAYASAS

Grupo: Payasos autoconvocados; Integrantes: Alicia Bazán, Héctor Luján, Laura Ortiz, Lucía Miani, Rodrigo Fonseca, Laura Primo, Mariana Roldán, David Piccotto y Julieta Daga. Sala: Documenta Escénica, viernes de agosto y septiembre.

El viernes último, 17 de septiembre, fui a ver Mediasnoches Payasas. Había ido, antes, a las 21,30 a ver Aliento de Ácaros en el Teatro La Cochera. Estaba muy contento porque habìa visto un verdadero espectáculo teatral; y debo decir que fue realmente un hermosìsimo viernes porque, después de ver el espectáculo que Payasos Autoconvocados me regaló, mi felicidad alcanzó un grado superlativo.
Ese viernes, los actores-clowns, habían elegido como temática "el olvido", y habían invitado a Payaso Ricky.
Debo confesar que la primera parte, porque el espectáculo está dividido en dos partes bien diferenciadas, me llenó de alegría pues a través de un casi absoluto silencio, fueron apareciendo los actores-clowns, de a uno por vez para hacer "su" show, "su" participación, "su" parte en el concierto de la totalidad del grupo. Porque esta primera parte del espectáculo resultó ser un excelente concierto, una exquisita sinfonía.
Una banda de tres músicos ambientaban la escena desde el mismo instante en que ingresamos a la sala. Con diversos e ingeniosos instrumentos, producían una música triste, intimista, que sirvió de modo excelente al cariz que cada una de las participaciones de los actores fue sucediéndose. ¿Y por qué digo que esa música triste fue un excelente marco ambiental de las participaciones? Pues porque las participaciones fueron, todas, patéticas, humanas, queribles, remitiéndonos directamente al neorrealismo italiano de postguerra. Antonioni, Visconti, Fellini..., todos ellos y los fantasmas de sus personajes estaban presentes en escena, y todos los actores-clown portaron con excelencia esa difícil tarea de emocionar en lo patético, en lo humano, en lo querible. (Es necesario, aquí, recordar ese gran film de Fellini, La Strada en la que Antony Quinn personifica a Zampanò y Giuliettra Massina a Gelsomina), en lo patético y en lo extremadamente humano. Y todo eso fue mostrado de modo excelente por todos y cada uno de los actores-clowns.
Cabe aclarar que, cuando hablo de lo patético, humano y querible me refiero a que todos nosotros, seres humanos queribles, tenemos como meta segura la muerte, aquí excelentemente mostrada a través de la metáfora del olvido. Porque hoy somos presencia, mañana seremos recuerdo y después, olvido. Entonces habremos alcanzado la muerte en su sentido absoluto: el olvido.
Es mi opinión que la participaciòn de Payaso Ricky en esta primera parte fue algo innecesario, es más, fue algo que rompió la magia que los integrantes del grupo Paysos Autoconvocados había logrado a través de sus participaciones. Porque los integrantes de Payasos autoconvocados trabajaron con economía de vestuario y economía de lenguaje y habían perforado el alma de todos nosotros, los espectadores, por eso la aparición o cierre de esta primera parte con un payaso vestido de payaso circense con vestuario rutilante, en oposición al vestuario austero pero significante de los actores-clowns y haciendo hincapié en el lenguaje, rompió esa excelencia que los integrantes del grupo habían logrado hasta ese momento. Pero bueno, son los riesgos que se corren al tener un invitado distinto cada noche.
Ya en la segunda parte, hilarante y donde todo es posible, la participación de Payaso Ricky resultó un verdadero acierto pues los integrantes de Payasos Autoconvocados improvisaron distintos ejercicios actorales con gran oficio, y Payaso Ricky se acopló perfectamente a este juego propuesto por el grupo organizador; fue uno más de ellos despegándose, por suerte, del payaso que supimos ver en televisión. Y no es una crítica al Payaso Ricky de la televisión, sino una valoración de Ricardo Bustamante como actor porque supo establecer la diferencia entre un payaso y otro, adaptándose al código que Payasos Autoconvocados le imprimió a esta segunda parte.
No me gusta mucho destacar actuaciones, pero hay veces en las que siento que debo hacerlo. Y en esta oportunidad, si bien es cierto que todos y cada uno de los integrantes de Payasos Autoconvocados demostró una gran destreza, un gran profesionalismo y una excelente actuación, me veo obligado a decir que Rodrigo Fonseca, medido, meticuloso, detallista, me conmovió de modo especial. Quizá esto se deba a que a alguno de los integrantes del grupo los conozco desde que empezaron a hacer teatro, y esto hizo que a Rodrigo, que tuve como alumno en la década de los '80 del pasado siglo, lo viera como un actor que ha alcanzado un nivel de excelencia que pocos logran alcanzar.
A todos ustedes, Alicia, Héctor, Laura, Lucía, Rodrigo, Laura, Mariana, David, Julieta y Ricky, gracias, gracias de verdad.
Ese viernes 17 de septiembre de 2010 quedará grabado en mi mente, en mi corazón y en mis tripas porque con Aliento de Ácaros primero y Mediasnoches Payasas después, fue un viernes que valió la pena vivir.         
José Luis Bigi

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