Hay veces en que uno va al teatro, y esta oportunidad lo fue, y se encuentra con una conjunción de tres excelencias: texto-actuación-dirección. Y claro, el producto es eso: excelencia.
La puesta fue inteligente ya que supo acomodar el espectáculo a una sala que es cualquier cosa menos una sala teatral. Un espacio angosto y larguísimo es cualquier cosa menos un espacio teatral; y sin embargo en este caso Luis Moya supo aprovecharlo de modo inteligente y planteó una puesta frontal pero también semicircular con la acción que se desarrolla en el centro del espacio, entre dos puertas que dan al hall, lugar donde se desarrolla la presentación inicial. Ahí, en el hall, se cuenta la historia de Juana Azurduy, personaje de existencia real en la historia de nuestro país; y en la sala larga y angosta se teatralizan momentos de esa vida.
Clara y Giovanni no necesitan justificar sus niveles actorales; son bien conocidos por todos los cordobeses, pero en esta oportunidad sus dotes actorales alcanzan el nivel de excelencia; (¡y lo repito porque cuando un producto teatral es excelente, hay que decirlo hasta el hartazgo!); con apenas un sombrero, un par de botas, un poncho y bolsas de cereales (semillas, vidas potenciales de alimentos), van logrando, Clara y Giovanni, las distintas caracterizaciones, los distintos personajes que desfilan por la puesta. Y, repito, con esa economía de recursos de utilería, logran mostrar a cada uno de los personajes que aparecen en esta historia, ¡y todo frente al público o saliendo por una puerta hacia el hall e ingresando por la otra siendo ya el nuevo personaje!
Sé que este es un recurso muy utilizado en el teatro, pero ser muy utilizado no es sinónimo de bien hecho y, en este caso debo decir Sí, el recurso fue utilizado con excelencia.
Creo que es muy saludable poder ver a un grupo de la Comedia Cordobesa haciendo este tipo de trabajo; porque Una mujer, una revolución. El olvido, justifican la existencia de una comedia oficial rentada. Ojalá hicieran más productos de este nivel, y con directores cordobeses que, en muchos casos son realmente superiores a los que contratan de la metrópolis y, en todos los casos, son mucho más económicos. ¡Sí, trabajan con el equipo técnico, numeroso por cierto, de la Comedia Cordobesa! Y para terminar, deseo expresar que, una Comedia Cordobesa, que está soportada económicamente por los ciudadanos cordebeses a través de sus impuestos, debería trabajar preferentemente con personal cordobés, ya sea para dirigir que para ser miembro de jurados. O con personal de las provincias hermanas porque, hasta ahora, ¡qué fiasco, que mediocridad, que..., el papel que los porteños han desempeñado! Sí, exceptúo a Petraglia y a alguno más, pero al resto.....
José Luis Bigi
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