martes, 28 de junio de 2011

UN LUGAR EN LAS NUBES, de Claney English y Guy Holland

Ella: Cora Ferro; Él: Luis Moya; Traducción: Larry silberman; Música Original: Rob Lee; Vestuario: Alejandro Mateo; Diseño de Producción Original: Quicksilver Theatre de Londres; Asesor Técnico: Silvio Massimo; Promoción y Asistencia Técnica: Cecilia González; Asistencia de Dirección y Producción Ejecutiva: Cora Ferro; Adaptación y Dirección: Jorge Ferro. Sala: Ciudad de las Artes; sábados y domingos de junio.

La sala está vacía, sólo hay una mesa en medio del escenario. Repentinamente, por la puerta opuesta a la que el público ingresó a la sala, se oyen gritos: Es acá; No, no es acá; Sí, es acá; Te digo que no es acá; Y yo te digo que sí es acá..... Y entran la actriz y el actor, Cora y Luis, empleados de una empresa dedicada al traslado y entrega de encomiendas. Traen una caja que dejan sobre la mesa. A partir de ahí, empieza el juego. Ella quiere contar el cuento de Caperucita Roja; él, el de Blanca Nieves y los Siete Enanitos. Y los cuentan, ambos, al mismo tiempo, superponiendo parlamentos y acciones con los objetos, elementos de descarte como trozos de género, cajas vacías, rollos de cartón que fueron centro de rollos de papeles de cocina o de telas en mercerías, papeles metalizados, etc. Y lo curioso y divertido es que valiéndose de esos elementos de descarte, los van transformando en personajes con vida teatral real. Así, broches de ropa son patos o un centro de rollo de papel de cocina es Blanca Nieves en algunos momentos y una torre en otros. Y, a pesar de la superposición de parlamentos, ambos cuentos son perfectamente contados, ¡y hasta se complementan para crear un nuevo cuento!
El público infantil participa de la acción, pero lo hace de modo espontáneo; nunca de manera compulsiva e histérica inducida por los actores (recurso, por otra parte, muy utilizado en el teatro infantil, especialmente en el teatro de títeres, y muy aborrecido por quien escribe este comentario). Por eso puedo afirmar que la participación espontánea del público infantil indica que éste, el público infantil a quien está dirigida la acción, es atrapada por la historia y por los empleados de la empresa de encomiendas, por Cora y Luis.
En este momento en que la niñez tiene como objetos de juego muñecas Barbi, Play Station, y tantos otros formatos ya programados, resulta altamente saludable que un par de actores muestre que, con materiales de descarte, se pueden crear objetos de juego y darles vida propia. Porque ¿quién duda que el broche de la ropa es un pato?, nadie, porque la imaginación y el juego le dieron dimensión de pato; entonces, ES un pato.
Pero lo que más me sorprendió, y realmente de manera muy grata, es el tratamiento que se le da a la muerte. La niña busca al abuelo en su dormitorio, pero la luz está apagada. Es que el abuelo ya no está en su dormitorio sino que está en el Universo. La niña, a través de un puente de plata (una cinta de embalaje) llega al inmenso Universo y allí se encuentra con el abuelo quien le dice que a partir de ese momento, el Universo será su morada. La niña, sorprendida, lo interroga: ¿Entonces no te voy a ver más, abuelo?,y éste le responde: Cuando me busques, mirá a las estrellas. Yo estaré allí, y así podremos vernos y estar juntos. Pero la niña, curiosa y analítica, pregunta: ¿Y si el día está nublado?, a lo que el abuelo responde, con palabras que no recuerdo exactamente (literalmente) pero que puedo sintetizar en su concepto: Entonces mirate el corazón, porque yo siempre estaré en tu corazón y vos siempre en el mío.
Debo confesar que nunca había visto un enfoque tan tierno, tan poético y tan inteligente del desgarro que significa la muerte de un abuelo para un niño. Y sin ninguna duda puedo afirmar que ésto, el tratamiento poético y natural de la muerte, dirigida a los niños, hace de Un Lugar entre las Nubes un excelente espectáculo. Si tienen posibilidad de ver esta obra de teatro que ofrece Grupo 55 Teatro, no desaprovechen  la oportunidad; se los advertí.
José Luis Bigi

domingo, 19 de junio de 2011

PALOMA SIN VACILO Con... cierta payasa; por Las PerezCorrea

En escena: Laura Ortiz; Dirección: Julieta Daga; Iluminación: Sergio Salicas; Vestuario: José Quintero; Acompañamiento musical: Julieta Daga o Guillermo Villanueva; Diseño: Juan Manuel Colombato; Sala: La Luna,sábados de junio y julio.

La sala, cuando ingresamos, es una mezcla de teatro tradicional y café concert. El público se ubica en gradas, pero también en mesas donde brilla una vela, donde se puede consumir un trago, un café o un té. Y el espacio destinado a la actuación está vacío, completamente vacío, a excepción de una alfombrita redonda.
En un momento, las meseras apagan las velas y retiran las botellas portavelas. Y nosotros, los espectadores, que habíamos estado hablando como se habla en un bar cualquiera, entendemos la señal y hacemos automáticamente silencio. El unipersonal empezó.
Laura Ortiz, la actriz, entra, sale, vuelve a entrar, amaga quedarse, vuelve a irse, tropieza en la puerta, es torpe, es indecisa, parece no saber si realmente debe entrar o todavía no es el tiempo de actuar. Hasta que entra, primero con una lámpara de pie y después con una banqueta. Esa acción despierta la risa del público, pero también acapara su atención.
Y el personaje dice No sé, A lo mejor, Quién sabe. Ahí está el meollo del espectáculo, espectáculo que, hay que reconocerlo, es un verdadero poema; un poema, en verso y rimado, que es Laura, Laura Ortiz, la actriz. Porque Laura no interpreta su personaje, lo vive, y por eso nosotros, los espectadores, nos entregamos y vivimos lo que ocurre en escena. ¡Qué entrega la de Laura! ¡Qué placer el de los espectadores!
La actriz demuestra que es un verdadero clown, porque provoca la risa del espectador, interactúa con él, pero durante todo el tiempo que dura su actuación, nos muestra una actuación tragicómica, muy pero muy jocosa pero también muy pero muy tierna. ¡Y profunda! Porque el canto a la libertad que nos transmite a través de su actuación como así también a través de breves parlamentos: El que no ha nacido no puede volar; el que no vuela no puede nacer" es total: la Vida es el Volar.
La paloma del título; la Laura-Paloma del espectáculo, invita a un espectador, al que llama palomo, a acercarse, a entrar al espacio escénico. Y dice todo lo que las palomas hacen con un palomo, que ella, Laura-Paloma no hará, o sí, como por ejemplo poner un huevo e invitar al palomo para que lo empolle. Y ahí, en esa simple invitación a empollar, aparece el primer significante del signo "Igualdad-Libertad-Respeto" que Paloma sin Vacilo tan poeticamente nos ofrece. Y digo el primer significante porque después está el juego del casarse uno con uno o una con una o uno con una o uno con uno y con una o...., sí, el signo "Igualdad-Libertad-Respeto".
Paloma sin Vacilo es un poema teatralizado, un poema dividido en tres estrofas, tres estrofas progresivas: la primera es la paloma y la vida de la paloma; la segunda es la libertad; y la tercera es la educación en libertad y la libertad misma. ¿Acaso hay algo más loable que la educación en libertad, esa metáfora que Laura-Paloma realiza alimentando al huevo, arrojándolo al vacío después para terminar entregándoselo al Palomo? Porque para nuesra tradición judeo-cristiana la educación de la mujer es competencia de la madre y la del varón, del padre y para Laura-Paloma es compartida, de los dos; Porque para nuestra tradición judeo-cristiana la madre es posesión, y para Laura-Paloma es Libertad; porque para nuestra tradición judeo-cristiana el pensar es peligroso y para Laura-Paloma es Libertad; porque para nuestra tradición judeo-cristiana el sexo es tabú y para Laura-Paloma es Libertad.
Paloma sin Vacilo es un espectáculo imperdible, necesario, para teatreros, poetas y gente con sensibilidad.
Gracias Laura, gracias Julieta, gracias Sergio, José, Guillermo y Juan Manuel por ofrecernos este poema teatralizado. Y gracias a Mónica y Graciela, las responsables del teatro La Luna, por organizar, siempre, actividad teatral genuina, teatralmente genuina.
José Luis Bigi

martes, 7 de junio de 2011

DEBAJO DEL SILENCIO, La Convención Teatro

En Escena:Alicia Vissani, Julieta Daga, Laura Ortiz, David Piccotto, Guillermo Baldo; Diseño de Luces / Puesta en Escena: Rafael Rodríguez; Vestuario: Marìa Paula Delprato; Música: Pablo Cáceres; Diseño Gráfico: Liminaresdiseño; Operación Ténica: María Belén Carranza Bertarelli; Asistencia Compositiva: Melina Passadore; Asistencia de Dirección: María Belén Carranza Bertarelli y María Paula Delprato; Dramaturgia: versión libre de Antígona, de Sófocles y de Los Siete contra Tebas, de Esquilo: Daniela Martín; Dirección: Daniela Martín. Sala: Espacio Cirulaxia; mayo y junio.

Debajo del silencio..., así se llama este espectáculo que se presenta durante mayo y junio en el Espacio Cirulaxia; debajo del silencio. ¿Por qué debajo del silencio? Porque es una excelente metáfora del Derecho a la Resistencia, derecho incorporado a nuestra Constitución Nacional de 1994. ¿Y qué es el Derecho a la Resistencia? Es un derecho inmanente a toda sociedad política organizada de rebelarse ante un régimen opresor, aunque éste haya llegado al poder legítimamente, que quebranta las orientaciones políticas del cuerpo electoral que lo escogió para la conducción de su país. Porque cuando en el Estado no hay equilibrio de poderes; cuando las decisiones del Máximo Tribunal de la República sean irrespetadas por el gobierno nacional, se rompe la armonía funcional del Estado, y emerge el derecho que tiene el pueblo de resistir a la opresión o a la tiranía.
Los actores se encuentran encerrados en un círculo, círculo que remite al encierro, pero también a la circularidad de la vida y a la imposibilidad de desobedecer la historia que rige a toda tragedia, sea esta griega o de otro origen. Antígona, recurriendo al Derecho a la Resistencia, insiste en dar sepultura a su hermano Polinices. Creonte, hermano de Yocasta y a cargo de Tebas después de la muerte de Polinices y Etéocles, ha dado la orden de dejar el cadáver de Polinices a la intemperie para que se pudra lentamente e impedir el descanso de su alma. Así Creonte, que había llegado a regir los destinos de Tebas en un todo de acuerdo a la ley (Edipo ha partido al exilio, Yocasta ha muerto y los hijos varones de éstos se han matado entre sí), al negar la sepultura a Polinices, contradice la ley natural dictando un decreto aberrante y, por eso, pagará con la muerte de Hemón, su propio hijo y novio de Antígona.
Y la decisión de Antígona de recurrir al Derecho de Resistencia acompañado de la posición irreductible de Creonte, quien incluso desoye a su hijo cuando éste le suplica que no condene a Antígona, se convierten en una viva metáfora de lo que fuera el enfrentamiento de las Madres de Plaza de Mayo y el gobierno de facto o los democráticos de turno exigiendo "aparición con vida" y el derecho, como Antígona, de dar sepultura a sus cadáveres, enfrentamiento que, lamentáblemente, cesó cuando decidieron levantar las marchas de los jueves para dejar de exigir la aparición con vida o el derecho a dar sepultura a sus muertos para enrolarse a nivel político partidario y pasar a exigir castigo, sólo castigo (dejo expresa constancia que me refiero únicamente al grupo de Madres que lidera Hebe de Bonafini, ya que Madres-Línea Fundadora, que dirige Nora Cortiñas, mantiene el reclamo que diera nacimiento, vida y conocimiento mundial a Madres de Plaza de Mayo manteniendo la universalidad de la causa, causa que, como argentino, me llena de orgullo y solidaridad).
Las actuaciones de David Piccotto, Julieta Daga y Laura Ortiz son realmente excelente porque logran transmitir el espíritu de la tragedia y lo que sus personajes van viviendo. Pero no entiendo por qué Daniela le dio a Alicia Vissani, una actriz que ha demostrado sobradamente su excelencia istriónica, el rol de Polinices. Alicia es una actriz con fuerte presencia escénica y una fortaleza que se han puesto de manifiesto en los distintos roles que ha encarado, pero esa presencia y esa fuerza no le alcanzaron para encarar a Polinices al mismo nivel de David, Julieta y Laura. Y esto, según mi entender, fue un error de dirección. Pero Daniela tiene el derecho de equivocarse porque ha demostrado, ¡y con creces!, que es una excelente dramaturga y directora, y una cabal conocedora del teatro griego de la antigüedad.
Tampoco Guillermo Baldo estuvo al nivel de los otros actores, pero creo que, fundamentalmente, porque utiliza un volumen de voz tan bajo que no es audible para el espectador, y esto hace que sus intervenciones pasen casi desapercibidas.
A todos ustedes, Alicia, David, Julieta, Laura, Guillermo y Daniela, como así también a los responsables de luces y sonido, gracias, muchas gracias. Pasé un momento muy agradable.
José Luis Bigi