lunes, 16 de mayo de 2011

COMEDIA CORDOBESA, de Gonzalo Marull

En Escena: Valentina Calvimonte, Franco Cuello, Pablo Martella y Jorge Monteagudo; Realización de Utilería: Cecilia Astini; Diseño y Operación de Luces: Emilio Díaz Abregú; Diseño Gráfico: Florencia De Lorenzi; Secretaria Ejecutiva: Natalia Di Cienzo; Asistente de Dirección: Romina Ise: Dirección: Gonzalo Marull. Sala: DocumentA/EscénicA; sábados de mayo y junio.

Cuando estoy frente a un hecho teatral, nunca permanezco indiferente, y esto es así porque yo, en tanto persona, me encuentro inmerso en, rodeado por, un mondo de personas y objetos; vivo con ellos. Y ese mundo de personas y objetos no me resulta indiferente, tiene un "algo" muy peculiar, un determinado acento o particularidad distintiva que las hacen ser, para mí, mejores o peores; buenas o malas; justas o injustas; bellas o feas; santas o profanas; útiles o inútiles; es decir que ante un hecho teatral hay, para mí, una gradación de valores o, dicho desde el punto de vista de la filosofía, una apreciación axiológica (del griego axeión = valor).
¿Por qué esta introducción al abordar el hecho teatral Comedia Cordobesa, de Gonzalo Marull? Porque Gonzalo, en el programa de mano y en una nota realizada por Beatriz Molinari aparecida en La Voz del Interior el viernes 29 de abril, manifiesta que se ha apropiado, que ha realizado un "palimpesto" (del griego palim = nuevamente, y pséstos = raspado) de la relación amor-odio que Thomas Bernhard (1931-1989) tenía con respecto a su Viena natal. Y Gonzalo, en la nota realizada por Beatriz Molinari manifiesta: "Entonces pensé que me pasa lo mismo con Córdoba, con su teatro, con sus políticos".
Y el contenido axiológico que Gonzalo Marull asigna a su texto Comedia Cordobesa queda evidenciado en la cita textual de Thomas Bernhard: Las calamidades siempre las provoca la masa enfervorizada que aplaude. Todos los horrores provienen de los aplausos." ¡Qué similitud con aquel parlamento que el doctor Stockman dice en Un Enemigo del Pueblo, de Ibsen: Las mayorías nunca tienen razón; es más, siempre están equivocadas."
Gonzalo Marull, el autor, nos plantea dos situaciones diferentes pero que se dan sin corte. En la primera muestra la realidad que vivimos los cordobeses; funcionarios gubernamentales que invierten cifras significativas para contratar directores de Buenos Aires, quienes vienen, casi siempre, evidenciando un desprecio o desjerarquización del teatro que se hace en el interior. Es lo que solemos decir, en la jerga teatral, "vienen ha hacer un choreo". Pero ese choreo obedece a la sumisión genuflexa de nuestros funcionarios teatrales de turno.
El director contratado no sabe qué traer, tampoco le importa. Pero se contacta con un autor local, Marull, quien lo convence de que Córdoba es una comedia, una comedia que se va mostrando a través de un ingenioso juego con tomates.
En la segunda parte, con la aparación de un cuarto personaje hilarante, el espectáculo cobra un ritmo mucho más josoco. Y lo hace para mostrar, a través de un programa de juegos que se emite por TV, a tres políticos, tres candidatos que no solo banalizan la política participando de ese tipo de programas, sino que, además, muestran que son capaces de cualquier cosa, incluso entrar a un tonel lleno de bosta de vaca fresca, con tal de obtener un voto. Y, para mi gusto, si no se los hubiera identificado (Spaghetti, Giacomo y Agua) con tres referentes tan cercanos, la obra hubiese ganado en significación porque hubiera alcanzado el valor axiológico absoluto: los políticos, aquí y en cualquier lugar del mundo, son así. Pero Gonzalo Marull decidió identificarlos con nuestros políticos locales y en este momento particular de la historia, y yo sostengo que los espectadores podemos manifestar qué nos hubiera gustado, qué hubiéramos preferido, pero que el autor es el único dueño y responsable de su obra.
Porque pasé un momento realmente agradable, voy a volver a ver Comedia Cordobesa (y confieso que no soy masoquista, que sólo repito o rehago aquellas acciones que me gustan); a pesar de que, en esta oportunidad, el autor devoró al director, riesgo que generalmente se corre cuando autor y director son la misma persona. Quizá un poco más de juego escénico y no tanta sujeción al texto hubieran sido saludables.
José Luis Bigi

3 comentarios:

  1. GENIAL JOSÉ LUIS. COINCIDO EN TODO. MUY AGRADECIDO SIEMPRE POR TENER TU MIRADA FINA, ARTESANAL, SUTIL. GRACIAS!!!!!

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  2. Acabo de ver "COMEDIA CORDOBESA" en su función despedida y coincido en un ciento por ciento con el comentario. Creo que nunca más cierto aquello que "menos es mas", y si al autor le causa tanto desagrado Córdoba con sus artistas y sus políticos, hubiese sido bueno tomar de uno por vez. Hay materia para rato, y para al menos, dos obras que serían cada una más hilarantes que esta en su conjunto

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